Él fue el principal responsable de que la generación de guareñenses que a finales de la década de los 80 del siglo pasado fuimos sus alumnos en el I.E.S. Eugenio Frutos
¡Cómo pasa el tiempo! Parece que fue ayer cuando disfrutábamos de sus clases, sus charlas en amena tertulia, sus poemas, su saber estar... parece, pero ya hace cuatro años que, sin avisar, sin tiempo para despedidas, fiel a su estilo, sin hacer ruido se nos fue ÁNGEL CAMPOS PÁMPANO, Maestro (que es más que profesor, aunque esa y la de director fue su principal actividad en varios centros de enseñanza secundaria de Extremadura), traductor del gran Pessoa entre otros autores portugueses, crítico literario, editor, director y animador incansable de revistas y proyectos editoriales (Espaço Escrito, Falar de Poesía…), amén de buena persona y en palabras de Antonio Sáez, profesor de la Universidad de Évora, “un poeta de vocación exacta, que creía que la esencia lírica estaba indisolublemente unida al alma humana. Un poeta comprometido ideológicamente con su tiempo y con el mundo que le rodeaba”. Ángel Campos Pámpano ha sido un maestro para varias generaciones de extremeños que tuvimos la suerte de ser sus alumnos y gozar de su amistad.
Él fue el principal responsable de que la generación de guareñenses que a finales de la década de los 80 del siglo pasado fuimos sus alumnos en el I.E.S. Eugenio Frutos, sintamos un profundo amor por la literatura y los libros. Pero no sólo sus alumnos, ya que las actividades que por entonces se desarrollaban en el instituto (primeras ferias del libro, semanas culturales, casetas de feria en Mayo, conciertos, representaciones teatrales, revista “La Colmena”, conferencias, visitas de poetas como el gran Manuel Pacheco…) transcendían a toda la localidad. Por aquel entonces el Eugenio Frutos se convirtió en un auténtico foco de cultura, abierto de par en par al pueblo. Las actividades se llevaban a cabo no sólo de cara al interno del centro, es decir a la comunidad educativa, sino que estaban diseñadas para que cualquier vecino interesado pudiera participar en ellas libremente. Siendo siempre bien recibido.
Amigo y maestro Ángel, tú que nos ayudaste a ver la vida de otro modo, allá donde estés ¡Gracias! y Descansa en Paz.
"Concededme siquiera este refugio, este lugar al sol donde escribir sin culpa, libremente..."
Ángel Campos, Siquiera Este Refugio.-